Tengo un cliente cuyos padres han definido la forma de la colaboración. Recientemente le solicité una cita y accedió con muy buen ánimo. Es más, parece que necesitaba esa invitación para hacer un poco de vida social y esperaba de cualquier modo atender su obra. Yo tengo problemas financieros en esa cuenta y esa reunión fue una válvula de desfogue de la presión que ambos -usuario y constructor sentimos en la segunda mitad de la obra.
La única manera de entenderse con el cliente y asociar sus intereses a los propios es comunicandose por todos los medios posibles... Alguien está en desacuerdo con eso?
jueves, 3 de diciembre de 2009
El cliente siempre tiene la razón.
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